Autor: Felipe Pigna.
Desde el
mismo inicio de la Conquista de América hubo movimientos de resistencia contra
los conquistadores. En el caribe, en Venezuela, en Perú, en Tucumán y en Chile,
se sucedían las rebeliones indígenas contra los invasores. El uso de armas de
fuego y el caballo, inexistentes en América, fueron vitales para el triunfo de
los recién llegados.
Una de
las rebeliones más importantes fue la liderada por Túpac Amaru.
José
Gabriel Condorcanqui, quien tomará el nombre de Túpac Amaru, en homenaje al
último Inca que en 1571 se rebeló contra los españoles. Fue un cacique peruano
que encabezó en 1780 la rebelión indígena más importante. Túpac llegó a formar
un ejército rebelde de 150.000 indígenas distribuidos desde el Norte argentino
hasta el Ecuador.
Los
objetivos de los rebeldes eran terminar con los abusos de los españoles que
obligaban a los indios a trabajar en las minas, obrajes y plantaciones y a
pagar tributos. Esta situación se había visto agravada desde que las reformas
borbónicas, con su afán centralizador y recaudador, significaron un aumento de
la opresión de los indígenas.
La
rebelión obtuvo sus primeros triunfos y Túpac Amaru comenzó a aplicar un
programa revolucionario: devolución de las tierras usurpadas a sus legítimos
dueños, anulación de la esclavitud y los servicios personales.
Asustados
por la magnitud y el alcance de la rebelión de Túpac Amaru y su ejército
libertador, la Iglesia, el estado, los criollos y los europeos cerraron filas
para enfrentar el peligro.
"Si
triunfaran los indios
nos hicieran trabajar
del modo que ellos trabajan
y cuanto ahora los rebajan
nos hicieran rebajar.
Nadie pudiera esperar
casa, hacienda ni esplendores,
Ninguno alcanzará honores
Y todos fueran plebeyos:
Fuéramos los indios de ellos
Y ellos fueran los señores."
nos hicieran trabajar
del modo que ellos trabajan
y cuanto ahora los rebajan
nos hicieran rebajar.
Nadie pudiera esperar
casa, hacienda ni esplendores,
Ninguno alcanzará honores
Y todos fueran plebeyos:
Fuéramos los indios de ellos
Y ellos fueran los señores."
(Poema
escrito por un propietario español. En Boleslao Lewin, Túpac Amaru y los
orígenes de la emancipación americana, Buenos Aires, Hachette, 1957.)
Tras
heroicos combates en los que murieron unos 100.000 indígenas, el primer grito
de libertad americano fue acallado y su líder detenido. Cuando se lo interrogó
sobre los responsables, Túpac Amaru respondió al Visitador español:
"Nosotros dos somos los únicos conspiradores; Vuestra merced por haber
agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar
al pueblo de semejante tiranía. (...) Aquí estoy para que me castiguen solo, al
fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo".
El 18 de
mayo de 1781, tras asesinar a casi toda su familia, las autoridades españolas
sometieron a Túpac Amaru al suplicio del descuartizamiento. Cuatro caballos
tiraron de sus extremidades pero no pudieron con su fuerza. Indignados,
ordenaron que se suspendiera la "ceremonia" y que un verdugo
completara la feroz tarea a hachazos.
Las
partes de su cuerpo fueron colocadas en picas en las ciudades en las que había
triunfado el intento revolucionario.
Pero el
espíritu de resistencia siguió vivo y estalló pocos años después en Haití. Allí
triunfó en 1791 una gran rebelión de esclavos encabezados por uno de ellos,
Pierre Dominique Toussant de L´Overture. Era la primera vez en la historia que
un ejército de esclavos tomaba el poder.
El
sucesor de L´Overture, Jean Jacques Dessalines, proclamó la independencia de la
Isla en 1804. Haití ya no sería una colonia de la Francia de Napoleón
Bonaparte.
Ante la
invasión de Napoleón y el reemplazo del rey de España (Fernando VII) por José
Bonaparte, para resistir la invasión, el pueblo español formó Juntas de
Gobierno en todo el territorio de la península. Estas juntas representaban para
los americanos el último rastro del poder español. Cuando la última de ellas
cayó en manos de los franceses, a principios de 1810, la situación americana
cambiaría por completo. En todas las ciudades de América Latina comenzaron las
discusiones sobre qué actitud tomar frente a la "Madre Patria". En
muchas ciudades como Buenos Aires, Santiago, México, Quito y Caracas se
formaron juntas como en España con la declarada idea de preservar estas tierras
para el rey cautivo Fernando VII. Pero en realidad muchos latinoamericanos
estaban hartos de la dominación española y comenzaban a pensar en la
independencia. Pero el camino no sería nada fácil.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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