La periodicidad de los
mandatos y la reelección en los cargos públicos
1ª parte
Por Guillermo Virgili
Uno de los temas cruciales que se debaten en la
actual Convención Constituyente santafesina, es el de la reelección de los funcionarios públicos en sus cargos,
fundamentalmente el del primer mandatario provincial, ya que, en la
Constitución aún vigente de 1962, no se posibilita la reelección inmediata del
Gobernador, sino solo si espera un mandato intermedio.
Así fueron reelectos en su oportunidad en la
década del 90, los ex gobernadores Carlos Reutemann y Jorge Obeid, quienes se
alternaron simultáneamente en cuatro periodos -1991 a 2007- tras el
advenimiento de la democracia luego de la dictadura militar. Todos los
gobernadores santafesinos han intentado sin fruto político positivo, salvo el
actual Gobernador Pullaro, lograr un consenso político amplio que permitiera
reformar esa cláusula constitucional.
La periodicidad de los mandatos
La raíz del tema en debate sobre la reelección
de un funcionario, parte de la discusión histórica sobre la limitación del
poder a los gobernantes, a la salida de la época de las monarquías absolutas, a
comienzos de la modernidad. El apogeo de la burguesía comercial y financiera
mundial, que ya se erguía por sobre los resabios de las estructuras rurales feudales,
hizo que los viejos monarcas sufrieran el colapso final, sobre todo, desde que
la Revolución Francesa de 1789 hizo
rodar la cabeza de Luis XVI.
Desde ese punto de partida, y también de su
contemporánea independencia de las Colonias Británicas de América del Norte,
hoy Estados Unidos en 1776, y la sanción de su Constitución de 1787, la figura
de un rey absoluto con la suma del poder público, fue erradicada y suplantada
por la de un Presidente, o Jefe del Ejecutivo a los cuales se les había
cercenado sus funciones legislativas y judiciales.
Pero el tema es que mientras el monarca era vitalicio y su poder divino
y hereditario, el poder de los presidentes
era meramente ejecutivo, su duración era periódica y su acceso al poder surgía
de la voluntad general o soberanía popular. Esto era un reaseguro para
preservar los valores republicanos y democráticos, lo esencial era que el poder
sea limitado, y evitar que prevalezcan las viejas tendencias monárquicas o tiránicas.
Reelección si, reelección no
Una vez establecido que quien es gobernante en
una república democrática, limitado su poder, aparece una nueva discusión: la
de si su poder una vez cumplido su período, debe o puede ser renovado o
prorrogado.
Uno de los debates más persistentes en todas
las democracias del mundo a partir de estos hechos, es sobre la reelección de
los primeros mandatarios ejecutivos. ¿Se les debe permitir perpetuarse en el
poder por más de un periodo?, si la respuesta es positiva, ¿cuántos periodos se
les debe permitir ser reelectos? ¿Es beneficioso para una república
democrática, que su constitución establezca la reelección indefinida de los
gobernantes?, ¿no se asemeja eso a la condición de gobernante vitalicio que
tenían los monarcas?, y por el contrario ¿si el gobernante cuenta con el
beneplácito del voto popular por su buen desempeño, porque privársele al pueblo
que lo reelija?, ¿es beneficioso limitarle la posibilidad a cualquier dirigente
que siga ejerciendo la función pública?
Casos
·
La
reforma constitucional de la Argentina de 1994, tras el Pacto de Olivos entre
Menem y Alfonsín, acortó el mandato presidencial de 6 a 4 años, pero posibilitó
una reelección inmediata, y hasta una tercera con un periodo intermedio.
·
En
Estados Unidos se permite una sola reelección a los presidentes, pero luego de
esos dos periodos consecutivos, no pueden ser presidentes nunca más en su vida.
Esto lo estableció tras la enmienda o reforma constitucional que quiso dejar
atrás las reelecciones indefinidas de Franklin Delano Roosevelt que fue
presidente entre 1930 y 1945 tras cinco periodos, truncos por su fallecimiento.
·
En
Chile el mandato presidencial es de 5 años, con reelección inmediata.
·
El
Salvador acaba de reformar su constitución, extendiendo su mandato de 5 a 6
años y reelección indefinida, para el presidente Nayib Bukele
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